Las Navidades son unas festividades que implican reencontrarnos con nuestros familiares, recordar a las personas que ya no están con nosotros, comidas copiosas, entre otras.

Las personas con trastorno de conducta alimentaria (TCA) sufren en mayor medida estas fiestas porque tanto la comida y como el reencuentro con los familiares adquiere un papel fundamental. Estos reencuentros muchas veces van acompañados de mucha tristeza, soledad, culpa, ansiedad, entre otras. Por un lado, viven con ansiedad las festividades porque están exponiéndose a alimentos continuamente, por otro lado, viven con tristeza y soledad no compartir sus miedos con los demás. Por último, se vivencia mucho la culpa por no poder disfrutar de las Navidades tanto como les gustaría.

A continuación, hemos recopilado las situaciones que más se repiten en consulta, estas son:

  1. Las dinámicas familiares son complejas en las comidas debido a que es una enfermedad que afecta a la familia en su totalidad. Los padres en muchas ocasiones se frustran y se desesperan ante el comportamiento que tiene su hija con la comida, además, la persona que lo padece puede sentirse culpable por ver a sus miembros preocupados. Es más, hay un concepto que es el de “emoción expresada” que se usa cuando el nivel de implicación de los miembros es tal, que expresan de forma explícita o implícita el nivel de desagrado y criticismo hacia la persona afectada, esto es debido a que lo han intentado todo para que la persona afectada se cure y sienten gran desesperación. Esto trae como consecuencia que la persona afectada empeore emocionalmente y por ende, se mantenga el trastorno.

También puede ocurrir que la familia no tenga unos límites claros, que actúe desde la sobreprotección, sean poco flexibles o que involucren a la persona con la enfermedad en ciertos conflictos, esto favorece que la persona con la enfermedad aumente la ansiedad ya que siente como intrusivos algunos de los comportamientos familiares y sienta que tiene que involucrarse en los conflictos por lealtad a la familia.

  1. La exposición de comidas que son inusuales para la persona en un corto espacio de tiempo puede causar gran impacto. Esto es debido a que las personas con un trastorno de conducta alimentaria suelen restringir las comidas más copiosas o darse atracones con ciertos alimentos.
  2. La exposición a los alimentos delante de familiares: las personas con TCA suelen sentir agobio cuando comen delante de otras personas, además realizan conductas complejas como separar los alimentos por colores, quitar el líquido de la salsa, comer más despacio o más rápido en base a unas creencias que tienen interiorizadas.
  3. Comentarios relacionados con el físico y la alimentación: Algunas familias tienen como valor “la belleza”, “la delgadez” y pueden darse multitud de situaciones en las que hablen del canon de belleza, esto puede agravar la relación que tiene la persona con su cuerpo. Por otro lado, puede ocurrir que miembros de la familia expresen verbalmente los cambios físicos de la persona con comentarios del tipo “estás más rellenita” o pueden juzgar el comportamiento alimentario de la persona con comentarios del tipo “nos estamos poniendo las botas”, esto es algo que puede causar gran daño a la persona.

Por todas estas razones, es importante que sepamos como actuar ante estas festividades tanto la persona que padece el TCA como el entorno. Por ello se recomienda:

  1. Evitar hablar sobre el físico: realmente el físico no es algo de lo que se deba hablar. Si es un comentario hacia la persona que sufre el trastorno, puede sentir que su valía está relacionada con su físico. Si el comentario no va hacia la persona afectada, pero sí que va hacia otras personas, puede compararse con los otros y sentir que su cuerpo no es válido.
  2. No hacer juicios sobre la comida. Comentarios como “hemos comido muchísimo” “en cuanto terminemos estas fechas, nos ponemos a dieta” “¿te vas a comer todo eso?”  condicionan a la persona y pueden provocar que la persona restrinja o compense, por ello es preferible que no se hable de comida.
  3. La persona que lo padece no debe tener el control de lo que se va a comer, asi favorecemos que no esté rumiando durante el día los alimentos que va a ingerir.
  4. Fomentar temas de conversación positivos durante la comida para que la persona que padece el TCA no focalice toda la atención en la comida y lo viva con más agrado.
  5. Ajustar las expectativas que tiene el entorno sobre la navidad ya que se puede vivir como una época de unión familiar y de felicidad. Hay personas que no lo vivencian así y por lealtad a la familia, viven con gran culpa esta festividad por no pensar ni sentir lo mismo que el entorno.

Todas estas pautas pueden ayudar a que las navidades sean un entorno seguro y agradable tanto para las familias que tienen una persona con TCA como para la persona que lo padece. Asimismo, es recomendable que se puedan dar pautas mucho más personalizadas a la persona ya que la vivencia de las navidades en cada persona en única y las razones por las cuáles revuelvan a la persona estas fechas serán diferentes en función de sus vivencias.

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