El Síndrome del Impostor es un fenómeno psicológico que bloquea a muchas personas en diferentes contextos de su vida diaria, como es el área laboral, académica, personal, entre otras. Aquellos que vivencian este síndrome sienten que nunca hacen las cosas lo suficientemente bien pese a tener pruebas de su éxito y sus habilidades. En este artículo, exploraremos en detalle qué es el Síndrome del Impostor, sus síntomas más comunes y facilitaremos estrategias para reducir la autocrítica que tanto paraliza a estas personas.

¿Qué es el Síndrome del Impostor?

El Síndrome del Impostor es una vivencia que tienen algunas personas en la que tienen la sensación de ser unos impostores o fraudes a pesar del éxito y de los logros conseguidos. Normalmente las personas que tienen este síndrome atribuyen el éxito a la suerte o a factores externos mientras que los fracasos los atribuyen a factores internos.

Síntomas del Síndrome del Impostor

Los síntomas más comunes del Síndrome del Impostor incluyen:

  1. La persona duda constantemente acerca de las habilidades y las capacidades que tiene.
  2. A pesar de los logros que obtiene, vive con la sensación de ser un «fraude».
  3. La persona que tiene el síndrome tiene mucho miedo ya que tiene la creencia de ser un incompetente y de no ser nunca lo suficientemente bueno.
  4. Son personas con un perfeccionismo tan elevado, que tienen la necesidad de hacerlo todo impecable. Esto puede conllevar bloqueos importantes.
  5. Las personas que tienen este síndrome se comparan excesivamente con los demás y se sienten inferiores al resto.
  6. El miedo al fracaso que tienen estas personas provoca que eviten asumir nuevos retos.
  7. Las personas con este síndrome tienden a atribuir sus logros a factores externos.

Superando el Síndrome del Impostor

Aunque el Síndrome del Impostor puede ser angustioso, es posible superarlo con algunas estrategias que explicaremos a continuación, Estas son:

  1. Haz un registro de tus Logros: Hacer un registro sobre logros que pensábamos que no íbamos a ser capaces de alcanzar, pero sí que hemos alcanzado. Otra alternativa es pensar las veces que nos felicitaron por algo que hicimos o que se nos daba bien.
  2. Focalízate en hechos: En muchas ocasiones, nos basamos en cómo nos hemos sentido en una situación, sin embargo, esto es un gran error. Hay que saber diferenciar entre lo que yo siento y el cómo yo he actuado. A pesar de que podamos sentir emociones desagradables, estas no tienen por qué hacernos pensar que estamos haciendo equivocándonos en nuestras acciones.
  3. Comunica tus emociones: comunicar a los amigos, familiares y/o la pareja sobre cómo nos sentimos es una experiencia positiva ya que muchos de ellos habrán experimentado en alguna situación los mismos miedos o compartirán experiencias parecidas.Al saber que las emociones que transitas con algo que otras personas pueden vivir, ayuda a poder manejar mejor las emociones.
  4. Realizar un cambio en el diálogo interno: hacer un registro sobre los pensamientos negativos, entender el origen de la emoción desagradable que estamos vivenciando y intentar hacer la pregunta de ¿ que es lo que ahora mismo necesito? Nos puede ayudar a cambiar la forma que tenemos de tratarnos.
  5. Aceptar que no podemos alcanzar la perfección: Si siempre actuamos con la expectativa de hacerlo todo perfecto, el nivel de frustración es altísimo ya que es imposible hacerlo todo perfecto. Entender que es humano equivocarse y trabajar más en autocompasión, puede ayudarnos a hablarnos mejor, tolerar mejor la frustración y liberarnos de las exigencias que nos atan de actuar de una manera rígida.  Además, entender los fallos como un aprendizaje, es una vivencia positiva ya que analizamos las cosas que debemos mejorar para poder mejorar las acciones mientras validamos lo que hemos hecho de forma adecuada también.

El Síndrome del Impostor puede conllevar una baja autoestima y falta de confianza en uno mismo. Al entender qué es y cómo afecta a los diferentes ámbitos de nuestras vidas, podemos gestionar la autocrítica y las emociones desagradables asociadas a este síndrome de una  manera más adecuada. Todos en algún momento hemos tenido miedos o dudas en algún momento de nuestras vidas y es algo que ocurre con relativa frecuencia.  Si somos capaces de comunicar al otro como nos sentimos y somos capaces de poner en práctica las estrategias que hemos propuesto, tanto las emociones como los pensamientos asociados al síndrome disminuirán y podrás ver la situación de una manera más realista

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